
POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Dicen los que saben de esto que allá, en tiempos del reinado de don Alfonso XII (el del cantar aquel de «¿Dónde vas, Alfonso XII?; ¿dónde vas, triste de ti?…»), era costumbre de la alta burguesía el celebrar la salida-entrada de año brindando con champagne o con cava servido en una copa donde hubiera unas uvas frescas. El pueblo humilde que no podía comprar ni cava ni uvas recurría a la folixa de serpentinas, confetti, espantasuegras y cuplés, que es música del género ínfimo (así se decía entonces.- Y sucedió que el año de 1909 fue generosamente pródigo en la producción de uva, especialmente en las regiones alicantina y murciana.- ¿Qué hacer con tal exceso de producto?.- La respuesta fue genial: ofertarlo como celebración nocheviejera ,en sustitución del cava,y acompañarlo con el sugerente calificativo de «DE LA SUERTE», que es lo que todo el mundo desea para el nuevo año que nace.- Cien años llevamos ya brindando con las UVAS DE LA SUERTE; que ni dan suerte, ni dan penas; pero sí regalan alegría y buen humor, amor de familia y hermandad de grupo. Y eso, queridos amigos, como dice Patricia Serna en F.B, sí que es suerte. ¡¡¡FELIZ 2014!!!