
POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Hace unos días, comentando la superconocida poesía clásica «Si es o no invención moderna / en verdad que no lo sé; / pero delicada fue / la invención de la taberna. / Porque allí llego sediento, / pido vino de lo nuevo, / mídenlo, dánmelo, bébolo, / págolo y voyme contento», me preguntaba un contertulio: «Oye ,¿tu oíste hablar alguna vez de las TABERNAS DE PUNTAPIÉ? Le prometí contestarle en mis «historias» y cumplo la promesa.
La Taberna, en asturiano «tabierna», puede entenderse como un establecimiento hostelero donde se sirven al por menor vino y otras bebidas.
Se dice que su presencia en pueblos, villas y ciudades se remonta al año 1 700 antes de Cristo y que en Roma, en días de invernía como los actuales, ofrecían a la clientela «vino caliente», además de algún «picoteo» comestible («Habemus panem, pullum, piscem… decía el anuncio de cada cual).
Demos un salto al Madrid de los siglos XVII-XVIII, cuya fama, en lo que a hostelería se refiere ,era más bien mala por la baja calidad de los productos servidos y por la falta de higiene en los establecimientos .Tanto es así que en las tabernas se prohibía servir comidas, cosa que los hosteleros-taberneros soslayaban (ya dijo un político actual que «las leyes se hacen para no cumplirlas»)- montando en la calle una especie de «chiringuitos ilegales» donde servían comidas calientes a posibles comensales «de paso». A tales «chiringos» asistían soldados, trabajadores, escritores en busca de anécdotas populares y de «chismes de corte» (de ahí lo de «mentideros de la Villa»), etc. Se dice que Lope de Vega, Cervantes y algunos célebres más frecuentaban tales «tugurios». La policía, que solía hacer la vista gorda, de vez en cuando se veía obligada a cumplir la legislación eliminando esos chiringos y alejando de allí a los clientes.- ¿Y cómo lo hacían? Pues ¡a patadas! ; ¡¡A PUNTAPIÉS!! .Y de ahí le viene el nombre a las TABERNAS DE PUNTAPIÉ. Como ven, «tou cae en copla y tou ye verdá». En la foto, una taberna colunguesa en 1917. Fue realizada por Emilio Alonso, «Milio el retratista». La taberna se llamaba «El Retiro».