
POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Se acercan los Carnavales y la Cuaresma y bueno es que, en recuerdos del ayer, hagamos presentes algunas «delicias de fogón» que antaño alegraron esos días penitenciales. Las torrijas, torrexes, picatostes y rabadas -que todo es lo mismo o «casi lo mismo»- son un ejemplo.
Las palabras torrija (en asturiano y gallego, torrexa) y picatoste tienen su origen en el verbo latino torreo (-ere, torrui, tostum) con significado de tostar, asar, quemar… y hasta «inflamar de amor». La palabra rabada es apócope de «rebanada», que indica el «sujeto» base de esta dulcería: rebanadas gruesas de pan asentado.
¿Qué es una torrija?
Antonio Díaz Cañabate, en «Historia de una Taberna (Espasa-Calpe. Madrid 1947) la define magistralmente: » La torrija, como todo manjar simple, es deliciosa. La torrija no es nada: es un pedazo de pan frito con aderezo de leche y azúcar… Una torrija no se describe, se come, que es lo difícil, y se paladea, lo que es aún más complicado, y luego eleva uno los ojos al cielo, se bebe un vaso de vino, y después, otra torrija, y otra, y otra; y un vaso de vino, y otro, y otro, en la seguridad de que Dios no nos pedirá cuentas».
Las torrijas se elaboran remojando rebanadas gruesas de pan asentado en leche que se aromatizó con limón y canela; ya escurridas, se rebozan en huevo batido y fríen en aceite caliente; después, en una fuente se bañan con un almíbar al que se «bautizó» con un chorro generoso de vino blanco. También pueden espolvorearse con azúcar o bañarse con miel.
Lo cantaba la gran Rosalía Castro: «Papiñas con leite / tamén che darei; / sopiñas con viño, / TORREXAS CON MEL».
¿Y las picatostes? Pues, a mi entender, son como las torrijas, pero sin el baño previo en leche; bastan el remojo en huevo batido y posterior fritura.
Y como final: ¿saben ustedes que esta dulcería, de viejo origen español, también se destinaba, como reconstituyente, a regalo de parturientas? Costumbre que aún se mantiene en algunos pueblos de Asturias y que perdura en la cocina sefaradí bajo el nombre de «rebanadas de parida»
¡¡¡A DISFRUTAR!!! y como dicen por Grandas de Salime: ¡¡¡Que haxa salú!!
¡Ah! Y que se INFLAMEN DE AMOR.