EN EL CENTENARIO DE MANOLO
Jun 19 2014

POR EMILIO ESTEBAN HANZA, CRONISTA OFICIAL DE CANJÁYAR (ALMERÍA)

El artista Manuel del Águila con el prestigios pianista internacional Sr Bianchi y el anfitrión nuestro cronista Emilio Esteban.
El artista Manuel del Águila con el prestigios pianista internacional Sr Bianchi y el anfitrión nuestro cronista Emilio Esteban.
En las Alpujarras.
En las Alpujarras.

Manolo, un almeriense universal

Quiso Dios que un trece de Junio naciera en el Alquián un niño, mirando al mar y al sol, a las arenas y al azul del cielo que acariciaban su cuna.

Por ello Manolo siempre cantó a la mar embriagado en su embrujo, y cuando las circunstancias los separaban, permanecía, como dijera Alberti, “marinero en tierra”, surcando aguas imaginarias y cubriendo singladuras que quedarían como estelas luminosas alumbrando a sus paisanos y a sus amigos. Si Federico se hacía percibir en su nostalgia de “luna, lunera” llenando gran parte de sus ensoñaciones líricas, nuestro Manolo parió para el mundo “Si vas pa la mar”, que entonan los adolescentes en sus ratos de ocio escolar, interpretan en sus programas los grupos folclóricos y tarareamos frecuentemente los almerienses que hemos gozado de su amistad.

Fue el día de San Antonio de 1914 cuando vio por primera vez la luz Manuel del Águila y, si al Santo conmemorado en tan singular fecha se invocaba en los enamoramientos, nuestro homenajeado le ha sido fiel derrochando amor y profunda y leal amistad siempre a sus amigos y a la naturaleza misma.

Escritor, narrador, poeta, músico, compositor, periodista radiofónico y enseñante de idiomas, a veces, con su salud quebrada hacía un esfuerzo para estar presente en las reuniones y tertulias a las que era requerido. Y entonces, olvidando sus dolencias, se entregaba a sus amigos dándoles todo, su lirismo, su simpatía y auténtica amistad que a todos calaba hondo.

Su afabilidad y espontaneidad cautivaban al interlocutor y por donde iba dejaba un reguero de valores, de sabiduría, experiencia y gracejo.

Fue mucho tiempo este almeriense universal el embajador al que se acogían las autoridades civiles y académicas locales para atender a las gentes, élites del arte, del cine y la literatura que arribaban a nuestra ciudad ávidas de contemplar y escudriñar nuestra historia. Manolo -a falta de personal cualificado oficial en tiempos pasados – era el cicerone más comunicador y ameno.

Y en ocasiones se ayudaba en su misión embarcándonos a los amigos en viajes y recorridos insospechados, acompañando a sus improvisados visitantes; siempre salpicando sus explicaciones de anécdotas sabrosas que gratificaban a los oyentes.

Desordenado y bohemio en algunas cosas, era meticuloso en guardar todo lo que podría interesar a él o a la gente de cualquier estrato. Disfrutaba enseñando a los amigos sus fotografías con Claudia Cardinale, Sofía Loren, Paca Gabaldón y otras bellezas del séptimo arte. También nos repetía cada vez con más pasión y sentimiento su poema premiado, “El Trapero”, una producción ingeniosa, dulce, infantil y magistralmente estructurada.

Otra de sus facetas fue la generosidad, cediendo gratuitamente sus derechos de autor en los himnos dedicados a la Virgen del Mar de Almería y a la Santa Cruz del Voto, de Canjáyar.

En muchas de sus obras era un reivindicador de tradiciones y aun del folclore almeriense y andaluz; mostrando en otras, a la par del lirismo, claros contenidos y fondos sociológicos. Bastantes de sus poemas, en concurrencia con poetas consagrados y del máximo prestigio, obtuvieron premios y galardones de carácter nacional.

Dije en el libro “Homenaje”, editado en 2002, que Manolo vivía eterna juventud y empatizaba, a las primeras de cambio, con el ardor impetuoso de los muchachos que se le acercaban. Ello no empobrecía su rica personalidad que le daba cuerda aun para tertulias y reuniones con la tercera edad quienes recibían sus palabras, a media voz, como bálsamo auténtico en las horas de melancolía en que podía sumirles el atardecer de sus vidas.

Cuando cantaba en sus versos a Almería ponía una nota de ardor inimitable; así en la primera estrofa de una bella y sentida composición, exclamaba:

“Viento, volcán y dedos
Modelaron tu rostro y tu cintura;
Y un cinturón de gracia y de mesura
Te abrazó- cal y azul- con su boscaje”

Tus amigos y con ellos la “Asociación Cultural Manuel del Águila”, no perdemos nunca tu recuerdo, marcamos hitos periódicos en tu homenaje y difundimos tu memoria a todos los espíritus abiertos.

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