
POR JOAQUIN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)

En la madrugada de hoy, día 15 de noviembre de 1934, Ulea (Murcia) se levanta consternada pues, al acudir el párroco a la iglesia, se da cuenta de que había sido saqueada sacrílegamente.
El periódico “El Liberal de Murcia” de hoy, día 15 de noviembre de 1934, refiere que los ladrones se habían llevado la Reliquia de la Santa Cruz de Ulea, a la que allí se tiene una veneración semejante al que se tenía en Caravaca.
Han abierto el Sagrario y se han llevado dos cálices y dos copones. El mencionado párroco dio aviso al Gobierno Civil de lo ocurrido, añadiendo que, de momento, no podía precisar si los ladrones se habían llevado algún objeto más, además de los reseñados.
También manifestó que los cepillos, existentes en la iglesia, habían sido violentados, llevándose la cantidad de dinero que hubiera en ellos. Al mismo tiempo solicitó el envío de agentes de la policía, por si era factible obtener algunas huellas dactilares, que contribuyeran al esclarecimiento de los hechos.
Tan pronto como el Gobernador tuvo conocimiento del suceso, dispuso la salida, para Ulea, de dos “agentes” de policía, para que realicen las oportunas gestiones, en colaboración de la Guardia Civil de aquella localidad; que ya había empezado a actuar.
Siguieron las pesquisas y el día 30 de noviembre de 1934, los periódicos de la provincia: “El Liberal, La Verdad y El Tiempo”, refieren que el Capitán Jefe, de la Guardia Civil de Cieza, comunica que, en Calasparra, la Guardia Civil ha detenido a tres individuos sospechosos de ser los autores del robo sacrílego de Ulea, prestándose, rápidamente, a interrogar a los detenidos.
Al llegar a Calasparra interrogó a uno de los detenidos, llamado Antonio Trebejos Cabezas, el cual le manifestó que, en unión de los otros dos detenidos, llamados Ángel Tena Diarte y Miguel Hidalgo Olmedo, y en unión de otro individuo, llamado Manuel y apodado ”El torero o lagartijo”, en la noche del día del actual, cometieron el robo en la iglesia de Ulea, siendo “El lagartijo” el que, como conocedor del interior de la iglesia, les había dicho la forma en que debían entrar y salir; y como tenían que operar.
El detenido Miguel Hidalgo Olmedo, de 19 años de edad, natural de Cartagena, confesó su participación en el robo y en la colocación del petardo en Ulea, y añadió que vivía de “vaciar los cepillos de las iglesias”.
También confesó haber participado en los sucesos revolucionarios de Zaragoza. El otro detenido, Ángel Tena Diarte, de 16 años, natural de Zaragoza, manifestó que solo había participado en el robo de la iglesia de Ulea, y acusó a sus compañeros de la comisión de diversos delitos.